Una fría mañana de invierno, Maestro y Alumno paseaban por un bosque, cuando escuchando los pájaros cantar a la mañana, el Alumno dijo:
- Maestro, puedo hacerle una pregunta?
- Claro, mi querido Alumno.
- Al ver los pájaros cantar de esa forma, no puedo reprimir el pensamiento de cómo las personas se hacen daño, unas a otras, a través de la palabra.
- Eso no es una pregunta, sino una reflexión.
- La pregunta es esta, Maestro:
¿Por qué las personas hablan mal, unas de otras, a sus espaldas, en vez de dedicarse Amor mediante la palabra?
- Una gran pregunta, como todas las que haces...
Cuando una persona habla mal de otra, a una tercera, se olvida de sí mismo y de sus penalidades ya que, al criticar a alguien, se sobreentiende que es mejor que él, y eso le hace sentirse importante. De esta forma usan la palabra venenosa en dos sentidos, uno para olvidarse de las propias desgracias y otro para sentir que son mejor que aquel al que critican.
- Ahora lo entiendo mucho mejor... Gracias, Maestro, por tus enseñanzas.
- Querido mío... A veces me pregunto si no serás tu el Maestro que, a base de sus preguntas, hace que yo llegue a poderosas reflexiones.
- Imposible, Maestro. Tú eres mi Luz.
- Y tu la mía -susurró el Maestro en apenas un hilo de voz, ahogado por el canto de mil pájaros que celebraban la Vida.
Y siguieron Caminando...
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