Sanar el niño interior herido para poder dar y recibir amor:
Dentro de cada uno de nosotros sigue vivo el niño que fuimos. Y ese niño interior para poder confiar, necesita sentirse querido y apreciado por ser tal como es.
Cuando el niño interior se descarga de aquello que durante mucho tiempo ha cerrado su corazón, se relaja, recupera su alegría, su espontaneidad y sus ganas de vivir.
Por fin estás en paz, libre del pasado, disponible para vivir el presente con plenitud, abierto para compartir, para expandirte, para amar y ser amado.
Comentarios
Publicar un comentario