En la película hay una elección aparente. Cuando alguien te pregunta: ‘¿Quieres un té?’ y tú respondes: 'Sí’…
Si fuésemos capaces de desconectar un solo minuto la banda sonora de esta película, veríamos que de ahí en adelante hay una persona y que, un minuto después, llega una taza de té y que, más tarde, se produce el acto de bebérselo.
Lo que pasa es que a todo eso se le añade una banda sonora en la que se incluyen los pensamientos de si escojo tal o cual cosa, etc.
Todo funciona con el piloto automático pero, aparentemente, existe un proceso de elección… que es la gracia de este asunto.
"Nathan Gill"
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