El despertar no es ni un campo de fuerza, ni una panacea; es un compromiso total con la vida.
En el despertar no hay más un esconderse de si mismo (de la vida en toda su plenitud) o permanecer como un yo finito. Se trata más bien de un despliegue completamente crudo y abierto, una aventura no lineal emprendida por nadie. Es un definitivo dejar ir que no es ni pasividad ni sumisión.
El despertar es un verbo, y significa abrirse cada vez más al desgarrador amor incondicional que imbuye cada manifestación de uno mismo. Es vivir sin censura.
"Nic Higham"
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