El personaje que creo ser, no tiene conocimiento del verdadero Ser. Es decir, no sabe que el Ser existe. No sabe que él está representando un papel y que su esencia está más cerca del actor que del personaje que encarna.
El primer paso en la hoja de ruta sería hacerse consciente del actor. Empezar a soltar al personaje que sólo representa el papel que inconscientemente cree ser.
Dejar de lado el guión que establecí y que sin él, el personaje no tendría sentido, sería el segundo paso en esta hoja de ruta.
Se hace el silencio ...y sólo contemplo el mundo como ecos del papel que estaba representando. Palabras a medio construir, sonidos que van perdiendo sentido, pues ya no escucho el rol. Me centro en el silencio...Es aquí en donde surge el siguiente paso. Empiezo a vislumbrar al observador.
Este es el templo donde se construyen mis decisiones. Aquí hallo la paz que con el ruido de la mente que repetía un guión establecido, no me permitía ver.
Es necesario saberse, conocer la presencia, situar mi atención en el Ser Siendo y sobre todo no identificarse con el personaje. De modo que el personaje temeroso, enfermo, carente..., ya no tiene que proteger su guión, pues comprende que no es real y hace realidad de lo no manifestado como un infinito de nuevas posibilidades, ya que todo lo que rige el miedo pierde toda su razón de ser y da lugar a la VIDA fluyendo en ese universo de infinitas posibilidades
José Montortiz
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